Una vez más L’Hermitage ha producido esa “magia” que revitaliza el sentirse marista, desde lo más profundo, e invita a seguir haciendo vida el sueño de Champagnat hoy.
Un grupo de educadores implicados en los Planes formativos de Líderes para la Misión de nuestra Provincia y venidos desde la mayoría de los centros de Ibérica hemos tenido la suerte de compartir este don de los orígenes maristas. En estos primeros días de julio hemos disfrutado con la peregrinación a las tierras maristas de los primeros hermanos, a los orígenes del instituto. Hemos interiorizado las vivencias de la niñez de Marcelino en Marlhes, su dolor en el lugar del encuentro con el joven Montagne, sus primeros pasos comunitarios en La Valla, su confianza en María en el paraje donde sucedió la experiencia dramática del Acordaos... y poder respirarlos, tocarlos, sentirlos, vivenciarlos… nos ha ayudado a comprender mejor lo que supusieron estos lugares y estos encuentros para él y a entender lo que le llevó a aceptar el reto de fundar un instituto para educar, desde el amor y la presencia, a todos los niños y jóvenes y, en especial, a aquellos que más lo necesitan. Todo desde la confianza en María, la Buena Madre, tan presente en su vida.
Nosotros también queremos aceptar este compromiso, como Marcelino lo hizo en Fourvière, y hemos hecho nuestra promesa a María, asumiendo este reto de hacer realidad, en el día a día y en cada uno nuestros centros, de encarnar la misión como maristas de Champagnat. Nos sentimos llamados a contagiar esta “magia marista” que hemos vivido estos días, a nuestro alumnado y a las personas con las que compartimos nuestro camino.
Queremos agradecer a la comunidad de hermanos de L’Hermitage su acogida y que, con su buen hacer, hayan hecho que esta experiencia haya sido tan especial para cada uno de nosotros. ¡Gracias!
Rafael Ruiz, Equipo de Recursos Humanos de Maristas Ibérica