Cada vez que un país bien posicionado en alguno de los rankings educativos toma una decisión, comienza una ola de publicaciones en los mediosde comunicación de nuestro país que argumentan que “deberíamos hacer lo mismo”, sin pararse a analizar más allá. Esta posición es muy controvertida, ya que no sabemos qué repercusión tendrá esa decisión en un futuro. Y el problema muchas veces viene porque la noticia destaca un titular erróneo, como, por ejemplo, que Lotta Edholm, ministra de Educación en Suecia, ha decidido paralizar el Plan de digitalización de las aulas aprobado en diciembre de 2022 y uno de los motivos es el descenso de la comprensión lectora de los niños y niñas que se registró en el último informe PIRLS.
Edholm (que es en realidad ministra de Escuelas, no la ministra de Educación) ha anunciado que Suecia va a invertir más dinero en lectura, escritura y aritmética, reduciendo el tiempo de exposición a las pantallas (enlace), no que se haya paralizado el Plan de digitalización.
Vamos a asumir que Suecia realmente decide paralizar la digitalización por ese motivo y suponiendo que la comprensión lectora de los niños y niñas se haya visto influenciada única y exclusivamente por la digitalización, que es mucho suponer; me parece que desde diciembre de 2022 hasta mayo de 2023 no ha pasado tiempo suficiente para que se haya visto perjudicada de manera sustancial. Como dato adicional he de indicar que el informe PIRLS publicado es de 2021.
Me gustaría que pensaras brevemente en cómo estás leyendo este texto. Si lo estás leyendo en papel seguramente que empieces por el principio y termines por el final, mientras que, si lo estás leyendo en un dispositivo, quizás hayas leído los títulos, saltado de uno a otro hasta encontrar frases en negrita o hayas seguido el enlace al que hago referencia. Cuando lees un libro lo haces de manera diferente a cuando lo haces en un dispositivo. Si queremos trabajar la comprensión lectora de los estudiantes, deben leer libros en papel, mientras que, si están realizando una investigación, búsqueda o similar, empleamos un dispositivo. No son incompatibles las dos maneras de leer, son complementarias y cada una ejercita un tipo de trabajo.
Pero si después de todo esto, se sigue pensando que el Plan de digitalización debe paralizarse siguiendo el ejemplo de Suecia (aunque realmente no haya paralizado nada, sólo ha regulado el tiempo de exposición), quizás es que no se está pensando en la competencia digital de nuestros estudiantes. Sus futuros empleos van a requerir que usen dispositivos de manera ágil y segura, evitando el uso excesivo y siendo conscientes de los peligros. ¿Cómo podemos enseñarles todo esto?
Aristóteles decía que la virtud está en el término medio entre dos extremos. Yo personalmente no estoy de acuerdo en paralizar los proyectos de digitalización en las aulas, pero tampoco estoy de acuerdo en la digitalización sin control ni sentido. Nuestros niños y niñas tienen que seguir escribiendo en sus cuadernos, leyendo sus libros, pero también usando las herramientas que el S.XXI pone a su disposición. Desde Maristas Ibérica apostamos por la digitalización de las aulas con un propósito: que nuestros niños y niñas adquieran las competencias que van a necesitar para su futuro.
Isaac Pinto, Coordinador TAC de Maristas Ibérica