Los maristas somos Hermanos consagrados a Dios, seguimos a Jesús al estilo de María, vivimos en comunidad y nos dedicamos a la educación de los niños y de los jóvenes, especialmente de aquéllos que más lo necesitan. Somos 2.700 hermanos en 78 países de los cinco continentes, y compartimos nuestra misión con más de 79.000 laicos y laicas maristas atendiendo a 650.000 niños, niñas y jóvenes en todo el mundo.
Marcelino Champagnat fundó, el 2 de enero de 1817, en la Valla (Francia), un Instituto religioso laical, o Instituto religioso de hermanos, con el nombre de Hermanitos de María. Él lo concebía como una rama de la Sociedad de María. La Santa Sede lo aprobó en 1863 como Instituto autónomo y de derecho pontificio. Respetando nuestro nombre de origen, nos dio el de Hermanos Maristas de la Enseñanza (FMS: Fratres Maristae a Scholis).
Hoy en día, hay unos 2.700 Hermanos Maristas, religiosos que consagran sus vidas al ideal de Marcelino Champagnat. Son hermanos que viven en comunidad y tienen disponibilidad permanente de servicio. Por otra parte, miles de personas en todo el mundo responden a la llamada de Dios para vivir el carisma de Marcelino Champagnat como laicos y laicas maristas.
La Región marista en Europa consta de cinco provincias, entre ellas la nuestra, Provincia Ibérica. Las otras cuatro son Provincia Compostela, Provincia L’Hermitage, Provincia Mediterránea y Provincia West Central Europe.
Para conocer más información sobre cada una de las provincias maristas europeas se puede acceder a la web de Marist Region of Europe en el siguiente enlace: https://champagnat.eu/
La Provincia marista Ibérica es una de las cinco provincias maristas en Europa. Tenemos presencia en siete comunidades autónomas españolas (Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja, Madrid, Navarra y País Vasco) y en dos ciudades de Rumanía. Contamos con trece colegios, un centro universitario y cinco obras sociales.
En la actualidad, más de 17.000 niños y jóvenes estudian en nuestros centros, en los que trabajan alrededor de 1.300 profesionales, entre profesores y personal de administración y servicios.
Discípulos de Marcelino Champagnat, hermanos y seglares, juntos en la misión, en la Iglesia y en el mundo, entre los jóvenes, especialmente entre los más desatendidos, somos sembradores de la Buena Noticia, con un estilo propio marista, en la escuela y en otros campos educativos. Miramos hacia el futuro con audacia y esperanza.
El centro de la misión de Marcelino Champagnat es “dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar”, siendo la educación el medio de llevar a los jóvenes a la experiencia de la fe y el modo de hacer de ellos “buenos cristianos y buenos ciudadanos”. Hacemos nuestro su pensamiento de que “para educar bien a los niños hay que amarlos, y amarlos a todos por igual”.
