Este pasado sábado 30 de septiembre el colegio de Logroño despidió a la comunidad de hermanos. Durante 125 años más de 600 hermanos han acompañado a miles de niños y jóvenes riojanos en su crecimiento para que fuesen “buenos cristianos y honrados ciudadanos”.
El acto fue sencillo y entrañable. Comenzó con una eucaristía, presidida por Narciso, capellán del colegio. Después en el salón de actos varios alumnos del colegio nos ofrecieron pequeñas muestras de su buen hacer musical y distintas personas transmitieron su agradecimiento por la presencia de los hermanos durante estos años.
Gonzalo Pérez Castelar, exalumno de la primera promoción de Bachillerato de arte recordaba que “el concepto “marista” puede resultar algo abstracto, más bien se siente o no se siente, es algo que se lleva dentro. Ser marista es “hogar”, “casa”, “refugio” y “así lo siento cada vez que vuelvo”. Desde su visión creía que “el testigo está bien pasado y el personal docente será capaz de inculcar con el mismo afecto y dedicación todos los valores que yo recibí”
También Esperanza, profesora del centro, expresaba que este homenaje a los hermanos “no significa que en el colegio no vaya a haber maristas. La esencia, el carisma de Marcelino y sus valores seguirán presentes a través de la gran familia de laicos maristas que hay en el colegio”.
En la misma línea, Adolfo, actual director del centro, recordaba que “la vocación de todas las personas del colegio San José de Logroño nos lleva a dar un paso al frente, sacar lo mejor de nosotros mismos para que, sin hermanos, nuestro colegio siga reconociéndose como un centro evangelizador, amable, riguroso y cercano. En definitiva, un centro marista”.
El H. José Luis Santamaría, último superior de la comunidad, recordaba que “pertenecemos a una larga tradición de educadores y maristas que han formado parte de la vida de nuestra ciudad a lo largo de 125 años. Nos vamos con el corazón agradecido por todo el cariño recibido, por todos los ánimos que nos habéis dado, por los múltiples protagonismos con los que nos habéis sabido acompañar, nada de esto se acaba el 1 de octubre de 2023”. Terminaba su intervención con una sugerencia: “no tengáis miedo al mañana. Los educadores y las educadoras de nuestro colegio, que compartimos vida y aventuras con los niños, las niñas y los jóvenes de hoy contamos con nuestras mejores raíces como personas y como miembros de la familia marista y contamos con las poderosas alas de quienes están ensayando su vida y su futuro. El miedo siempre desaparece cuando tenemos en la vida raíces y alas”.
También las autoridades locales estuvieron presentes y el alcalde de Logroño, Conrado Escobar Las Heras, antiguo alumno del colegio, expresaba que “como alcalde, tengo que representar a la ciudad de mi alma, en el colegio de mi corazón, y este es un momento especialmente delicado y sentido”. Recordó que “hoy decimos “adiós”, pero sobre todo decimos “hola” a un futuro diferente marcado por las tres violetas: humildad, sencillez y modestia. Principios que van a guiar lo que pueda acontecer en el futuro marista”. Y terminó con unas emotivas palabras: “como alcalde, mi reconocimiento; como logroñés, mi admiración; como alumno, mi agradecimiento de todo corazón; y como católico, mi más ferviente oración para que todo salga bien. Porque si sale bien el proyecto de futuro, saldrá un poco mejor la sociedad logroñesa a la que represento”.
El H. Provincial, Abel Muñoz, recordaba: “estamos aquí para agradecer los 125 años de vida de la comunidad marista en Logroño. Y aunque brote alguna lágrima, fruto de los buenos recuerdos, vamos a primar la sonrisa que brota de la satisfacción de la experiencia y del buen hacer”. Deseaba, también, “que además del recuerdo quedara el testimonio de lo que habéis aprendido los que ahora os quedáis aquí. Estamos seguros de que la familia marista de Logroño haréis una buena gestión de la herencia recibida desde el cariño y el caminar común”. Y terminaba animando “a mirar al futuro con audacia y con esperanza”.
Mayte Ballaz, Comisión de Vida Marista