"Corazones ardientes, pies en camino". Este año, la campaña del DOMUND resuena con fuerza en nuestros proyectos sociales y en tantos testimonios compartidos de la presencia de nuestra ONGD SED en Guatemala, Kenia, Rumanía o Sicilia durante este verano de 2023. En los últimos días, nos ha llegado otro testimonio valiente y lleno de verdad de una voluntaria en Siracusa (Sicilia, Italia), profesora de uno de nuestros centros (Maristas Guadalajara). En este día tan especial de celebración y conmemoración de la labor de las Obras Misionales Pontificias, recogemos la llamada de nuestra compañera María.
Paisajes de frontera con rostro multicolor
"Tengo la sentencia dada, desde el día en que nací", sin quererlo, "La MODA" me devuelve a Siracusa, a Melilla, a tantos paisajes de frontera con rostro multicolor.
¿Por qué unos nacemos con unas facilidades debajo del brazo y otros con chanclas rotas para andar montañas? Estas cuestiones y muchas otras primas hermanas, se me enredan en la garganta y quieren salir con furia para gritar que es injusto. Pero mi experiencia en estos destinos de "muralla" me resuena a injusticia frustrante, pero, sobre todo a calmados encuentros, vidas valientes que desean Vivir con mayúsculas. Me sabe a miradas de hermanos de distintas formas, que me acogen con sencillez y me ayudan a despojarme de mi abrigo caliente de vida cómoda y a cambiarla por coherencia y autenticidad.
¿Cómo puede mi alma acoger tanto amor desinteresado, distinto, de manos pequeñas y mayores? Dios nos ha hecho con un corazón sin paredes, estoy segura. Y una madre de tres hijos pequeños se encuentra hablando una noche, a sus hijos, del hermano africano, del hermano marroquí, del hermano egipcio y de lo grandes que son nuestros corazones cuando nos vemos de Tú a Tú, con la misma dimensión humana y la misma dignidad.
Y ¿mi vida ha cambiado mucho después de estas experiencias, de encuentro en lugares desconocidos y con personas por descubrir? Pues si me vieses en mi día a día dirías que no, sigo yendo a trabajar, al parque con mis soles, llamados hijos, y a pasear de la mano junto a mi compañero, amigo, amante y marido. Pero el corazón sabe que no, y mi cerebro mira a las personas que me cruzo con otra mirada más cercana, más humana.
He conocido a compañeros de intensidad, enamorados de la justicia, defensores de la vida con dignidad. Y esas personas también son regalos que quedan a mi lado.
Quiero creer que Dios se vale de mí para acercar este mundo a mis hijos y a los hijos de otras familias que tengo la suerte de encontrar a diario en mis aulas. Y en cada reunión de padres se vale de mi voz para animar a las personas a cambiar la mirada, a donar su tiempo, su ser, por una dimensión mayor que nosotros, la de la humanidad encarnada en respeto e intercambio. Porque no nos equivoquemos, las personas migrantes vienen para dar, para encontrar, para desarrollar, en nuestra mano está darle su lugar.
María Perálvarez