Nuestra propuesta educativa participa de la misión evangelizadora de la Iglesia y tiene como fin promover la educación integral de los niños y jóvenes, armonizando fe, cultura y vida, atendiendo al desarrollo de la persona en todas sus dimensiones. Y siempre mirando al horizonte del modelo de persona en el que queremos educar a nuestros alumnos y alumnas.
Se considera a la persona como una unidad en su totalidad, protagonista de su propia historia. Al pensar en su formación, se ha de presentar una visión clara que integre sus distintos aspectos: físicos, psicológicos, afectivos, intelectuales, morales, artísticos, sociales, religiosos… Con la finalidad de conseguir esa visión clara, se presenta la persona como un ser en relación, llamada a perfeccionar su comunión con el mundo, con los otros, consigo misma y con Dios.
En el cultivo de estas cuatro dimensiones que hacen madurar integralmente a la persona, se fijan unos objetivos generales del proceso educativo que se definen como competencias que se han de desarrollar para encontrarse al final con el tipo de persona que es coherente con lo diseñado en el proceso a través del cual se lleva a cabo.
1. Yo conmigo mismo – Ser libre
2. Yo con los demás – Vivir la fraternidad
3. Yo con el mundo – Ser solidario
4. Yo con Dios – Reconocerse hijo de Dios
Nos dotamos de un documento marco que nos permita definir, de manera unificada, lo que pretendemos en el área de innovación para todos los centros que forman parte de la Provincia Marista Ibérica.
El documento señala un conjunto de ocho líneas de especial interés por su compatibilidad con los criterios para implementar la innovación en los centros maristas. No todas estas líneas tienen la misma entidad. Unas se dirigen más al SER, es decir, impactan directamente en el modelo de persona que queremos formar. Ahí encontramos las líneas referidas a interioridad, diálogo fe-cultura, desarrollo emocional y convivencia. Otras se dirigen al HACER, concretamente, las de aprendizaje y servicio, aprendizaje cooperativo, aprendizaje por proyectos y tecnologías del aprendizaje y la comunicación.
Con la cooperación activa de los jóvenes, buscamos formas creativas para:
1. Desarrollar su autoestima y su capacidad para orientar sus vidas.
2. Proporcionar una educación del cuerpo, de la mente y del corazón, adecuada a la edad, al talento personal, a las necesidades y al contexto social de cada uno.
3. Animarlos a que cuiden de los demás y de la creación.
4. Educarles para que sean agentes del cambio social y trabajen a favor de una mayor justicia para todos los ciudadanos, para que tomen conciencia de la interdependencia de las naciones.
5. Alimentar su fe y compromiso como discípulos de Jesús.
6. Despertar en ellos un espíritu crítico y ayudarles a tomar decisiones basadas en los valores del Evangelio.
